viernes, 27 de enero de 2012

Curriculum Vitae

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¿Qué es lo importante en la vida? ¿Buena presencia? ¿Títulos? ¿Prácticas en el extranjero? ¿Referencias? ¿Idiomas? ¿Un master? ¿Ser joven? Cualquiera que haya tenido que buscar trabajo sabe que eso, al menos en el ámbito laboral, importa. Pero si uno se pregunta qué debería tener el currículum vital a la hora de la verdad, la respuesta seguramente será distinta.
Si pensamos, no en el trabajo, sino en pasar bien por el mundo y por la historia de los tuyos, entonces en el CV no deberían faltar muchos nombres, alguna lágrima, meteduras de pata garrafales, pero seguramente también aciertos. Historias de amor, real, aterrizado. Preguntas de esas que te quitan el sueño. El magisterio que da el tiempo, que nos ayuda a madurar, a aceptar lo limitado, a reconocer lo frágil, y a reírnos de lo pomposo…

 

Vivir la Vida

“Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, y te bendeciré” (Gen 12,1-2)

SUENA A FRASE HECHA.
Al fin y al cabo, todos vivimos. Pero es que vivir es mucho más que respirar, caminar, andar de un lado para otro, estudiar, trabajar, tuitear, comer, amar, salir, entrar…
Es decir, todo eso puede hacerse a medias.
O puede hacerse con hondura, con intensidad, aprovechando el tiempo y el propio talento. Huyendo de la inercia y la mediocridad, si esta nos lleva a desperdiciar lo bueno que hay en nosotros y en otros.
Vivamos muchos o pocos años, siempre hay poco tiempo para todo lo que se cuela en nuestro horizonte. Así que, ¡Que no se nos pase la vida sin vivirla!

¿Qué hago a medias?
¿Qué hago a fondo?
¿Hay algo que me gustaría cambiar?

 

¡Cerrar la puerta a la apatía!

“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada?” (Rom 8, 35)

Que al final ahí se nos va lo más importante: MIRAR CON TERNURA.
Envolver, en nuestros brazos, todo lo humano que podamos. Apostar por personas concretas. Dejar que, a veces, nos cruja la entraña al afrontar lo difícil. Dar tanta importancia a lo cotidiano que nos toque y nos remueva, para no caer en la celda de la apatía. Apretar los dientes y luchar cuando toque pelear por lo que creemos justo.
Tal vez las tormentas causarán estragos, nos dejarán ojeras y nos incordiarán a menudo. PERO MEJOR ES ESO QUE SOBREVOLAR LA HISTORIA SIN VIVIRLA.

¿En qué hay hoy pasión en mi vida?
¿Dónde pongo el corazón, la ilusión y la entraña?

(pastoralsj.org)

jueves, 12 de enero de 2012

Tú eres mi luz

Tú eres, Señor, mi luz y mi salvación;

Eres la luz para mis pasos, ¿a quién he de temer?

eres el refugio de mi vida, ¿quién me hará temblar?

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En ti está mi confianza y en tus manos mi vida;

mi corazón está firme y animoso estando contigo.

 

Aunque acampe un ejército contra mí;

aunque luchen contra mi vida

las fuerzas del Maligno;

aunque me cerquen por todas partes

y me aprieten en su cerco,

mi corazón no teme; está seguro en ti y resiste.

 

Aunque estalle una guerra contra mí

y tiemble todo, aún así, Señor,

estoy seguro contigo en medio de ella.

¿A quién he de temer, Señor, si estoy contigo?

 

Una cosa te pido, Señor;

una cosa busco con pasión;

habitar en tu casa, Señor,

sentarme a tu lado,

estar contigo todos los días de mi vida.

 

Quiero gustar tu dulzura,

Señor, y tener la seguridad

plena de que tú me amas

en el día del peligro

me darás cobijo en tu cabaña;

me esconderás en lo escondido de tu tienda;

y mi pie estará seguro sobre tu roca firme.

 

Contigo, nada temo;

tu poder es mi defensa y salvación.

 

Tú eres mi auxilio: no me abandones, no me dejes solo.

Yo estoy seguro, Señor, de que si los seres más queridos me abandonan, Tú nunca harás eso, Tú estarás siempre a mi lado y me acogerás…

 

Yo quiero ver tu bondad, Señor, y saborear tu ternura;

aquí, ahora, en la tierra donde vivo: hazme gustar tu amor.

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Yo espero en ti, Señor, yo sé que contigo

mis problemas tienen salida;

yo espero en ti, Señor, y estoy seguro

de que nunca me dejarás solo.

 

Tú me hablas al corazón y me dices:

“espera en mí, confía en mi gracia”.

Mi corazón te dice, Señor:

“creo en ti, estoy seguro a tu lado”.

(Adaptación del Salmo 26)