martes, 31 de agosto de 2010

Abandonado a Tí

Concédeme Señor,
las gracias necesarias para amarte,
Tú que eres el Camino,
la Verdad y la Vida.

Concédeme las gracias necesarias
para entregarme sin medida a Ti, que eres
El Camino que reorientas mis desvíos,
la Verdad de mis preguntas,
la Vida de mi muerte.

Concédeme el vivir siempre
abandonado a Ti,
a tu santa voluntad,
el gustar pronto de tu presencia,
de tu vida, de tu infinita alegría.

Aumenta mi fe,
para conseguir de Ti la fortaleza
de morir como moriste Tú,
con la mirada puesta en Ti,
como Tú la tenías puesta
en tu Padre Dios.

Haz Señor,
que anhele el martirio
para que un día pueda ver,
junto a ti en el cielo,
como mi vida y mi sangre
ha fecundado como semilla
de santos cristianos.

Te pido todo esto, Señor,
con infinita humildad,
vaciándome ante Tí,
y dejando que actúes siempre en mí.
No buscando engrandecerme a mí,
sino siempre glorificarte a Tí.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 27 de agosto de 2010

Contido desde siempre y para siempre

Y en este largo viaje que un día me invitaste a iniciar, Quédate Señor, para calmar las tempestades que me acechan y pretenden hundirme en el océano del tedio y de la rutina.

jueves, 26 de agosto de 2010

En tu nombre echaré las redes

Esta oración, del padre Teilhard de Chardin, quiere ser la respuesta de todos aquellos que queremos navegar sin marcar el rumbo de nuestra travesía.



No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepcines,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere tú, lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su Providencia.
Poco importa que te consideres un fracasado
si Dios te considera plenamente realizado a su gusto.
Piérdete plenamente confiado en ese Dios que te quiere para Sí
y que llegará a ti, aunque no lo veas.
Piensa que estás en sus manos
tanto más fuertemente agarrado
cuánto más decaído y triste te sientas.
Vive feliz, vive en paz, que nada te altere,
que nada sea capaz de quitarte tu paz,
ni la fatiga, ni tus fallos.
Haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Adora y confía.

Duc in altum

¡Rema mar adentro! Siguiendo mi ejemplo, con la confianza en mi Palabra. Sal de temores y costumbres, de egoísmos y reconres. Muéstrate disponible para surcar los océanos que yo te muestres. Date a mí y a mis hermanos. Procura que llegue a todos ese caudal de agua viva que les ofrezco, que vivifica el corazón y la esperanza, y que les impulsa a prolongar el amor con que yo les amo.
Ten confianza en los dones de mí Espíritu sobre ti, que vivifica tu consagración en la Iglesia y en el mundo. Cuando lances las redes en mi nombre, no lo olvides, la pesca sera sobreabundante, realmente milagrosa.
Así pues no te quedes en la orilla, con la tristeza de no haber pescado nada, vuelve a surcar los mares, con la libertad de dejarte conducir siempre por el soplo de mi Espíritu.

Rema mar adentro, por el amplio oceano donde tantos hombre navenga sin rumbo fijo a la espera del encuentro con mi Palabra.
Así que amigo, deja tu barca en mis manos y...rema.